El león blanco no es una subespecie distinta, sino una forma especial con un trastorno genético, el leucismo, que provoca una coloración de la piel más pálida, parecida a la de los tigres blancos; el trastorno es similar al melanismo, que causa la coloración de las panteras negras. En alguna ocasión se han encontrado ejemplares blancos de león de Transvaal (Panthera leo krugeri) dentro y cerca del Parque Nacional de Kruger y del adyacente Timbavati Private Game Reserve, en el este de Sudáfrica, pero son más fáciles de encontrar en cautividad, ya que los criadores los seleccionan expresamente. El inusual color crema de su pelaje se debe a un gen recesivo. Supuestamente, se han criado en campamentos de Sudáfrica para utilizarlos como trofeos de cacerías.
La confirmación de la existencia de leones blancos llegó a finales del siglo XX. Durante siglos se había creído que la existencia del león blanco no era más que una leyenda que circulaba por Sudáfrica, donde se decía que el pelaje blanco del animal representa la bondad presente en todos los animales. Las primeras observaciones se produjeron al principio de la década de 1900 y continuaron, siendo infrecuentes, durante casi cincuenta años, hasta que en 1975 se descubrió una camada de crías de león blanco en la Timbavati Game Reserve.
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